[…] Una aventura, con lucidez y riesgo, en la que existe, al mismo tiempo, precisión y control. Aventura controlada, la poesía era, para Claudio, un proceso y no un resultado: la tierra de nadie entre lo consciente y lo inconsciente de la que emerge una inocente claridad. “En poesía —explica— lo que se conoce está actuando en el poema” y “el proceso de conocimiento poético no está fuera de las palabras del poema”, sino dentro de ellas y de él. Ese proceso trasciende la expresión y las cosas y salva la realidad y la materia, porque las eleva a un plano en el que están más claras, más limpias y más puras.